Las coronas y los vestidos de princesa nunca han sido lo mío.
Ya de niña, prefería usar cascos y botas de trabajo.
Será porque es lo que he visto en casa…
Pero es curioso ver cómo han pasado los años y sigo creyendo (incluso con más fuerza) en esta forma de entender el papel de las mujeres en el mundo.
Porque esa manera de ver mi vida profesional me ha permitido llegar hasta aquí.
A actuar.
A lanzarme a la calle cuando había que salir a buscar clientes.
A ser una mujer que decide y actúa.

Y esto, para mí, ha sido tan importante…
que espero poder transmitírselo a mis hijas.

Ojalá ellas persigan sus propios sueños y defiendan lo que sea importante para ellas.
Porque son las mujeres del futuro.
Mujeres sin corona. Pero con casco y botas (o lo que ellas quieran).
Feliz Día de la Mujer Trabajadora.
Felicidades a todas las que habéis apostado por vuestra fortaleza y vuestras ganas de salir adelante.

Somos inspiración para las generaciones que vienen. Estoy convencida.